en su biblioteca, un albun de fotos
fotos en sepia
entre novelas tragicomicas
y cuadernos de poesía lírica-reventada...
se llama lejanía y no hay noche,
no hay noche sin fantasmas,
no hay noche sin la música de aquella risa
que estallaba en sus manos...
y cuando se emborracha con la ausencia,
la lejanía dice -mujer, nunca pude olvidarme de tu risa,
nunca quise...desprenderme de tu risa.
se llama así, lejanía, y sabe
que ya no esta para papeles duros,
pero los viernes a la noche, entrada y profunda la noche
sale a buscar al negro Araya por las calles del Abasto
para ver si encuentran al vasco viejo allá
tras la puerta al fondo del quiosquito...
pero se llama lejania y ya no encuentra nada.
entonces, hija de puta la ginebra, piensa
-"si pudiera me metería en un baño, en el peor baño
y me tomaría un papel de esos que me dormían los dientes"
pero así, ahora, no vale nada...nada.
se llama lejanía
y no hay un día, un solo día sin algo de blues
y el fuego en las sienes ardiendo poesía
tardes de mate amargo esperando todo y nada
en la ventana...Buenos Aires, una puta de 23 años
morocha, si es posible, para comerla con la mirada
y decirle, así de guapo a la muerte, que venga
arrastrada, que va a llevarse al fin su presa
pero va a llevarse, también, un par de tajos en la cara...